Alexander von
Humboldt, después de su viaje explorador a
América tropical, realizado entre los años 1799 y 1804, dejó una extensa
obra científica y literaria atrás. Todo
parecía resuelto, sin problema, cuando en la actualidad se presenta lo
inesperado:¿Y qué será de los diarios? Manuscritos de este viaje, único y
ejemplar, y resumidos en ocho tomos, guardados
en la casa Humboldt en el barrio berlinés de Tegel y formalmente
propiedad de herederos legales: la familia von Heinz. Los Humboldt no tuvieron
descendencia.
Y ahora lo
inesperado: Los Heinz pretenden vender en subasta este tesoro único[1],
destinado a ser herencia de la humanidad y especialmente de alemanes y de
paises bolivarianos.