<<Estoy enferma porque me emociono por todo. Tal vez no sea yo un ser humano completo sino un pajarito u otro animal y sólo tengo apariencia humana. En mi interior siento un mayor placer en este pedacito de jardín o en el campo entre abejorros y hierba que en una asamblea del Partido. A usted le puedo confesar eso porque sabe que nunca traicionaré el socialismo y algún día me tocará morir en la calle o en la cárcel. Pero mi ser más íntimo no pertenece a los compañeros sino a los pajaritos carboneros. Y eso no porque la naturaleza me sirve de descanso para relajar. Al contrario, a cada paso encuentro hechos crueles que me hacen sufrir. En la primavera pasada regresé de un paseo al campo por una calle tranquila. Vi una mancha oscura en el suelo y me acerqué, un gran escarabajo estuvo tendido patas arriba sin poder defenderse de una legión de pequeñas hormigas que lo estaban comiendo vivo. Sentí horror y con un pañuelo traté de salvarlo, lo puse de pie y ví que ya le faltaron dos patas; me fui en duda si realmente le había podido ayudar. -----
Ahora, a pesar del sol y de la calor, mis pequeños pajaritos todos han desaparecido, ahora se dedican a sus nidos y a criar sus chicos y mi pequeño jardín está todo tranquilo. Escasas veces escucho un breve cante del ruiseñor o un verderón que va de paso. Mis caboneros no se dejan ver. Hace poco oí de lejos el aliolín que desde marzo está otra vez con nosotros, siempre se acercó a mi ventana a cantar su zizibä. Puede usted creerme que la voz de este pequeño pajarito me cause tanta emoción. Mi madre estuvo covencida que el rey Salomón entendía la voz de los pájaros y la de los animales. Ahora soy yo como el rey Salomón, entiendo el lenguaje de pájaros y de los otros animales. Sólo el oido bruto del hombre indiferente no percibe estas voces. Son tantas y tan variadas, toda una lengua. Y después de tan animada primavera, en otoño volverán a mi ventana – y yo seguramente estaré todavía aquí - para oir a mi amigo preferido el pajarito carbonero.-->>
Un abrazo de su amiga Rosa
Desde la cárcel de Wronke, 23 de mayo de 1917
Todos conocemos el nombre de la autora de esta carta dirigida desde la cárcel a un amigo: Rosa Luxemburg, miembro destacado del Partido Socialdemócrata Alemán SPD y fundadora - con Karl Liebknecht - del Partido Comunista Alemán KPD.
No comento su ideario socialista, renovación de la teoría de Karl Marx, su confrontación al leninismo triunfante del Octubre Rojo en Rusia del mismo año en que escribió esta carta. Siempre vuelvo a leer el discurso de Rosa L. ante sus jueces en Frankfurt de 1914, valiente, denunciador, un <Yo Acuso> alemán contra el nacionalismo, contra la autocracia; y admiro su persona, frágil, bajita, cojeando desde la infancia por una lesión mal curada. Una mujer de una inteligencia brillante, quien sabía integrar realidad y teoría revolucionaria y nunca perdió la orientación hacia un humanismo amplio y tolerante. Ella sola contra la guerra, cuando el entusiasmo militarista invadió media Europa.
La recuerdo ahora en estos días fríos de invierno, porque en enero de 1919 sucedió lo que había previsto en su carta: su cuerpo fue hundido en el Landwehrkanal, una de las vías acuáticas que cruzan la ciudad de Berlín. Rosa L. había cedido la presión de la base y junto a Liebknecht iniciaron la rebelión <Spartakus> para agilizar la revolución. Eso les costó las vidas y a otros mil espartaquistas más. Meses después fue rescatado su cuerpo de las aguas. Los militares responsables de su muerte fueron juzgados y absueltos de asesinato. Bajo el régimen posterior nazi recibieron honores.
Sin embargo, Rosa L. vive y eso, independiente del credo político de sus admiradores, gracias a su persona, a su carácter noble que como modelo nos ha dejado. Yo estoy convencido que solamente seremos humanos completos si como Salomón y Rosa somos capaces de aprender el lenguaje de los animales.
Yo, casi a diario en este medio donde vivo, observo una actitud contraria. Rosa L. sería insultada aquí de „loca“. Un filósofo español, de primera lìnea, incansable defensor de los Derechos Humanos para el mundo entero, negó que animales tuvieran algún derecho en la sociedad de diseño humanista y progresista que él aspira. Yo esperaba que alguien le contradijera, pero eso no sucedió: les daba’’’ igual.
Y yo cerré las ventanas, y leí el texto que traduzco para amigos.
friedrichmanfredpeter -- un día frío de invierno de 2012
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