viernes, 13 de julio de 2012

El Proyecto Humboldt, ¿actual?

Los datos reunidos por la periodista Glaese sobre la situación actual de Alemania me han llamado la atención:

Cuota de inflación: 2,3%
Exportación: 1060,1 mil millones de Euro, 11,4 % más que el año anterior.
Superavit: 158,1 mil millones de Euro.
Innovación: 80% de las empresas son consideradas innovadoras. Mayor número de patentes solicitadas en la UE.
Reciclaje: La mitad de la basura recolectada es reciclada.
Delitos neonazis: 16375, de ello 11384 son delitos de propaganda prohibida como la pintada de una cruz gamada.
Hay seis mil museos y ochenta y cuatro óperas, récord europeo.
Escritores y personas en actividad cultural: 300 000.
Diferentes clases de salchichas: 1500 ( récord mundial).
Reservas Naturales: 8481.
Energía renovable: 10% del consumo total.


Estos datos recogidos ilustran un poco el interés y también inquietud y temor que provoca la actualidad alemana en Europa y en el mundo. Todos están en crisis, Alemania no. ¿Por qué no?
Un analista del New York Times hace pocos días manifestó que ha llegado la hora para que Alemania decida de una vez lo que todos están esperando:
“To become the continent´s leader.” EEUU tiene un interés vital de ver Europa salida de la crisis y recuperada. No es extraño que se refiere a su principal aliado, que ya no es Inglaterra como muchos piensan sino Alemania, a la que venció dos veces militarmente.
Para evitar eso se ha creado la UE, y el gobierno alemán es su más decidido defensor.

¿Pero, cuáles son los factores responsables del lugar destacado de Alemania?
Esperanza Aguirre, presidenta de la comunidad autónoma de Madrid, en la Tercera de ABC de 7 de julio de 2012, escribió las siguientes observaciones:
<<Aquel bachillerato humanístico y clásico, que había nacido en la Alemania de Bismarck y que después habían copiado todos los paises de Europa, sirvió para crear generaciones de europeos que compartían una cultura, unos conocimientos y valores. Se convirtió en la columna vertebral de la cultura de toda Europa>>
No se, por qué asocia el nombre de Bismarck con el de la cultura clásica. Bismarck unió los estados de la Federación Alemana bajo la tutela de Prusia sin consulta popular y sin Austria. Su genio diplomático y la fuerza militar de Prusia lo hicieron posible. Alemania pagó caro esa ausencia de la vía democrática, aunque la unión fuera aplaudido por el pueblo. Como Nietzsche decía, Bismarck ahogó la cultura alemana bajo el signo triunfante del Reich, que reemplazó lo que era Alemania como destacada nación cultural anteriormente; y esa está asociada a los nombres de los hermanos Humboldt, a la filosofía y literatura clásica de los decenios dorados en Weimar y Jena alrededor de 1800. Bismarck y Humboldt son dos caras opuestas de esta nueva Alemania, hegemonial en el centro de Europa.
Fue perticularmente Wilhelm von Humboldt, el hermano del famosos explorador, quien como ministro de cultura en Prusia introdujo la esencia de  aquellos logros humanísticos a los colegios y universidades alemanas.
Esto fue la auténtica revolución alemana del siglo XIX – la revolución política fracasó – debido a la intervención de personajes como Bismarck. Pero la revolución científica y educativa está palpable hasta hoy. Alemania se ha identificado con ella y ninguna reforma pedagógica con inspiración modernista y contraria a la esencia humboldtiana la ha podido eliminar.

En breve dicho: <<Somos lo que los Humboldt han querido que fuesemos; nos han creado: la filosofía clásica idealista, el espíritu romántico de Novalis y la casi religiosa veneración de la creatividad, de la fantasía; adoramos la innovación>>
Todo eso es un cliché que facilmente puede encontrar contradicción: << ¿No somos también los sumisos y fieles ejecutores de proyectos ideológicos como el racismo nazi y el socialismo comunista? Nos va bien lo fantástico, nos seduce>>

Ocuparse de Alemania es atractivo e inquietante a la vez, tanto para alemanes como para observadores extranjeros.
Muchas inquietudes sacuden este país desde que existe; y no hay tabú que impide el debate abierto. No hay nada comparable con eso en el mundo.
¿Será esta la causa principal del permanente resucitar, de la contínua revolución en el tiempo, de la capacidad de inventarse de nuevo después de cada catástrofe?

Wlhelm von Humboldt nos identifica a través de lo que entre todos poseemos, el idioma. No tenemos un orígen étnico común, somos celtas, romanos, germanos, eslavos; y nuestro idioma Deutsch es más que un medio de comunicación, es un modo y una manera de ver e interpretar el mundo. La obra del lingüista Humboldt gira alrededor de este elemento fundamental, la lengua alemana. Muchísimos términos intraductibles han surgido en ella: Geist, Kultur, Bildung, Gemütlichkeit, Heimat, para no olvidar Angst que en inglés ya se traduce en <<german angst>>
Comprender el idioma es comprender esa manera de ver y pensar. Eso vale para todos los idiomas y muy en particular para el idioma hablado por los habitantes del país  en cuestión, que por su presente y su pasado reclama aclaración.

Humboldt no se cansa de repetir que todo nuevo conocimiento se funda sobre saber acumulado. De la contemplación de lo que el hombre ya había sido una vez , nace la perspectiva de lo que será capaz de hacer y de ser en adelante. Somos como enanos montados sobre las espaldas de gigantes  que nos transportan y nos inspiran.
Asi, incesantemente nos renovamos con fuerza que llevamos atrás y nos apoya. Humboldt no es conservador, su filosofía pedagógica es la permanente renovación, pero en líneas preestablecidas. Nace así un dinamismo del cambio, válido en todas las areas del saber y visible en la obra maestra de un arquitecto como Schinkel quien transformó la imagen de Berlín, haciéndola humboldtiana digamos. Inspirado en la Antigüedad construye edificios modernos que admiramos por su equilibrio estético y brillante perfección.

Wlhelm von Humboldt es actual y no sólo para alemanes.
En 1799 hace un viaje a España, igual que el hermano Alexander había hecho. En numerosas cartas relata sus impresiones. Famosa es su carta dirigida a Goethe desde Madrid, de noviembre de 1799.

Elogia que al rey se le llame tan sencillamente señor y a la reina señora, igual que a la sirvienta de la mesa.
Elogia la habilidad y la perfección que  encuentra entre todos al pronunciar su idioma. Igual que su hermano tenía conocimientos de la lengua española.
Elogia el carácter del hombre castellano, al que llama alemán del sur.
Lamenta los escasos contactos entre las dos culturas, la alemana y la española. La única Europa que para españoles parece existir se concentra sobre la vecina Francia – por razón geográfica naturalmente.
Lamenta el estado de la educación: En las escuelas – básicas – nada más se enseña religión y poco más, en las universidades metafísica escolástica.
Humboldt es protestante y berlinés y no entiende por qué se conforma con eso la viva inteligencia de las personas de sus encuentros. Los progresos serían faciles de hacer si hubiese contactos e inspiración, pero de toda la literatura filosófica alemana nada está traducido.

Mucho ha cambiado. Sin embargo, la actual crisis levanta nuevamente la misma pregunta: ¿Quiénes somos y hacia dónde vamos?  Tal vez nos ayude Humboldt a contestarla.

friedrichmanfredpeter

13.07.2012

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