Los datos
reunidos por la periodista Glaese sobre la situación actual de Alemania me han
llamado la atención:
Cuota de inflación: 2,3%
Exportación: 1060,1 mil
millones de Euro, 11,4 % más que el año anterior.
Superavit: 158,1 mil
millones de Euro.
Innovación: 80% de las
empresas son consideradas innovadoras. Mayor número de patentes
solicitadas en la UE.
Reciclaje: La mitad de
la basura recolectada es reciclada.
Delitos neonazis: 16375, de ello
11384 son delitos de propaganda prohibida como la pintada de una cruz gamada.
Hay seis mil
museos y ochenta y cuatro óperas, récord europeo.
Escritores y
personas en actividad cultural: 300 000.
Diferentes
clases de salchichas: 1500 ( récord mundial).
Reservas
Naturales: 8481.
Energía
renovable: 10% del consumo total.
Estos datos
recogidos ilustran un poco el interés y también inquietud y temor que provoca
la actualidad alemana en Europa y en el mundo. Todos están en crisis, Alemania
no. ¿Por qué no?
Un analista del
New York Times hace pocos días manifestó que ha llegado la hora para que
Alemania decida de una vez lo que todos están esperando:
“To become the
continent´s leader.” EEUU tiene un interés vital de ver Europa salida de la
crisis y recuperada. No es extraño que se refiere a su principal aliado, que ya
no es Inglaterra como muchos piensan sino Alemania, a la que venció dos veces
militarmente.
Para evitar eso
se ha creado la UE, y el gobierno alemán es su más decidido defensor.
¿Pero, cuáles
son los factores responsables del lugar destacado de Alemania?
Esperanza
Aguirre, presidenta de la comunidad autónoma de Madrid, en la Tercera de ABC de
7 de julio de 2012, escribió las siguientes observaciones:
<<Aquel
bachillerato humanístico y clásico, que había nacido en la Alemania de Bismarck
y que después habían copiado todos los paises de Europa, sirvió para crear
generaciones de europeos que compartían una cultura, unos conocimientos y
valores. Se convirtió en la columna vertebral de la cultura de toda Europa>>
No se, por qué
asocia el nombre de Bismarck con el de la cultura clásica. Bismarck unió los
estados de la Federación Alemana bajo la tutela de Prusia sin consulta popular
y sin Austria. Su genio diplomático y la fuerza militar de Prusia lo hicieron
posible. Alemania pagó caro esa ausencia de la vía democrática, aunque la unión
fuera aplaudido por el pueblo. Como Nietzsche decía, Bismarck ahogó la cultura
alemana bajo el signo triunfante del Reich, que reemplazó lo que era Alemania
como destacada nación cultural anteriormente; y esa está asociada a los nombres
de los hermanos Humboldt, a la filosofía y literatura clásica de los decenios
dorados en Weimar y Jena alrededor de 1800. Bismarck y Humboldt son dos caras
opuestas de esta nueva Alemania, hegemonial en el centro de Europa.
Fue
perticularmente Wilhelm von Humboldt, el hermano del famosos explorador, quien
como ministro de cultura en Prusia introdujo la esencia de aquellos logros humanísticos a los colegios y
universidades alemanas.
Esto fue la
auténtica revolución alemana del siglo XIX – la revolución política fracasó –
debido a la intervención de personajes como Bismarck. Pero la revolución
científica y educativa está palpable hasta hoy. Alemania se ha identificado con
ella y ninguna reforma pedagógica con inspiración modernista y contraria a la
esencia humboldtiana la ha podido eliminar.
En breve dicho:
<<Somos lo que los Humboldt han querido que fuesemos; nos han creado: la
filosofía clásica idealista, el espíritu romántico de Novalis y la casi
religiosa veneración de la creatividad, de la fantasía; adoramos la
innovación>>
Todo eso es un
cliché que facilmente puede encontrar contradicción: << ¿No somos también
los sumisos y fieles ejecutores de proyectos ideológicos como el racismo nazi y
el socialismo comunista? Nos va bien lo fantástico, nos seduce>>
Ocuparse de
Alemania es atractivo e inquietante a la vez, tanto para alemanes como para observadores
extranjeros.
Muchas
inquietudes sacuden este país desde que existe; y no hay tabú que impide el
debate abierto. No hay nada comparable con eso en el mundo.
¿Será esta la
causa principal del permanente resucitar, de la contínua revolución en el tiempo,
de la capacidad de inventarse de nuevo después de cada catástrofe?
Wlhelm von
Humboldt nos identifica a través de lo que entre todos poseemos, el idioma. No
tenemos un orígen étnico común, somos celtas, romanos, germanos, eslavos; y nuestro
idioma Deutsch es más que un medio de comunicación, es un modo y una manera de
ver e interpretar el mundo. La obra del lingüista Humboldt gira alrededor de
este elemento fundamental, la lengua alemana. Muchísimos términos
intraductibles han surgido en ella: Geist, Kultur, Bildung, Gemütlichkeit,
Heimat, para no olvidar Angst que en inglés ya se traduce en <<german
angst>>
Comprender el
idioma es comprender esa manera de ver y pensar. Eso vale para todos los
idiomas y muy en particular para el idioma hablado por los habitantes del
país en cuestión, que por su presente y
su pasado reclama aclaración.
Humboldt no se
cansa de repetir que todo nuevo conocimiento se funda sobre saber acumulado. De
la contemplación de lo que el hombre ya había sido una vez , nace la perspectiva
de lo que será capaz de hacer y de ser en adelante. Somos como enanos montados
sobre las espaldas de gigantes que nos
transportan y nos inspiran.
Asi, incesantemente
nos renovamos con fuerza que llevamos atrás y nos apoya. Humboldt no es
conservador, su filosofía pedagógica es la permanente renovación, pero en
líneas preestablecidas. Nace así un dinamismo del cambio, válido en todas las
areas del saber y visible en la obra maestra de un arquitecto como Schinkel
quien transformó la imagen de Berlín, haciéndola humboldtiana digamos.
Inspirado en la Antigüedad construye edificios modernos que admiramos por su
equilibrio estético y brillante perfección.
Wlhelm von
Humboldt es actual y no sólo para alemanes.
En 1799 hace un
viaje a España, igual que el hermano Alexander había hecho. En numerosas cartas
relata sus impresiones. Famosa es su carta dirigida a Goethe desde Madrid, de
noviembre de 1799.
Elogia que al
rey se le llame tan sencillamente señor y a la reina señora, igual que a la
sirvienta de la mesa.
Elogia la
habilidad y la perfección que encuentra
entre todos al pronunciar su idioma. Igual que su hermano tenía conocimientos
de la lengua española.
Elogia el
carácter del hombre castellano, al que llama alemán del sur.
Lamenta los
escasos contactos entre las dos culturas, la alemana y la española. La única Europa
que para españoles parece existir se concentra sobre la vecina Francia – por
razón geográfica naturalmente.
Lamenta el estado
de la educación: En las escuelas – básicas – nada más se enseña religión y poco
más, en las universidades metafísica escolástica.
Humboldt es
protestante y berlinés y no entiende por qué se conforma con eso la viva
inteligencia de las personas de sus encuentros. Los progresos serían faciles de
hacer si hubiese contactos e inspiración, pero de toda la literatura filosófica
alemana nada está traducido.
Mucho ha
cambiado. Sin embargo, la actual crisis levanta nuevamente la misma pregunta:
¿Quiénes somos y hacia dónde vamos? Tal
vez nos ayude Humboldt a contestarla.
friedrichmanfredpeter
13.07.2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario