Esta frase
incompleta se podía leer escrita en la pared al final de un corredor del
Gymnasium, grabada sobre restos de tela que habían quedado pegados en la pared.
También podía contemplarse lo que había sido la silueta de una esbelta figura
blanca decorada con una corona de laurel. En la parte de abajo todavía podían
dechifrarse las palabras en alemán:
<….Deutschland
lebe!>,en retazos.
Casi todos los
días tuve que pasar por aquel lugar hasta que un día encontré que lo habían
quitado todo y la pared estuvo pintada de blanco.
¿Qué había
ocurrido?
El maestro R me explicó que lo que había sido eliminada tan a fondo sin dejar huellas, había sido la capilla dedicada a honrar a los estudiantes voluntarios caidos durante la sangrienta batalla de Langemarck en Flandes. La batalla, en octubre de 1914, se había tragado las vidas de miles de voluntarios jóvenes que en vano intentaron romper las líneas fortificadas inglesas. Las armas automáticas los hicieron morir como moscas. Entre ellos se encontraron numerosos estudiantes de Augustinerschule, jóvenes, inexpertos, entusiasmados por la retórica patriótica de sus maestros y sacrificados sin compasión por el frío cálculo de mandos militares sin conciencia. Muertos jóvenes, sabiendo latín. Ninguno de ellos era mayor de 18 años, Primaner, como se decía y estudiantes destacados. Habían sido despedidos en un acto solemne de su colegio, y el rector les abrazó de uno a uno, pero ellos nunca más volvieron. Lo que quedó fue este pequeño memorial, levantado en honor de ellos, durante los años Veinte.
El maestro R me explicó que lo que había sido eliminada tan a fondo sin dejar huellas, había sido la capilla dedicada a honrar a los estudiantes voluntarios caidos durante la sangrienta batalla de Langemarck en Flandes. La batalla, en octubre de 1914, se había tragado las vidas de miles de voluntarios jóvenes que en vano intentaron romper las líneas fortificadas inglesas. Las armas automáticas los hicieron morir como moscas. Entre ellos se encontraron numerosos estudiantes de Augustinerschule, jóvenes, inexpertos, entusiasmados por la retórica patriótica de sus maestros y sacrificados sin compasión por el frío cálculo de mandos militares sin conciencia. Muertos jóvenes, sabiendo latín. Ninguno de ellos era mayor de 18 años, Primaner, como se decía y estudiantes destacados. Habían sido despedidos en un acto solemne de su colegio, y el rector les abrazó de uno a uno, pero ellos nunca más volvieron. Lo que quedó fue este pequeño memorial, levantado en honor de ellos, durante los años Veinte.
Veinte años
después también tuvo que desaparecer. Nuevos tiempos sonaron y nuevas y más
recientes víctimas proclamaron el horror de muertes violentas.
¿Qué hacer con
el pasado?
Los que primero
actuaron eran soldados americanos, encuartelados temporalmente detrás de estos
viejos muros.
Con bayonetazos
habían arrancado el recuerdo de estos – nazis - lo que suponían que eran los
así honrados. Creo que no entendían la frase completa del poeta Horacio:
<Dulce et
decorum est pro patria mori>[1]y
menos la conclusión final en alemán <Sie gaben ihr Leben, damit Deutschland
lebe!>[2]
Supongo también,
que algo similar les habían enseñado antes de emprender el camino a Europa con
el riesgo de dar sus vidas en tierra ajena, bajo el signo de <God bless
America!>.
El paso
definitivo para borrar el recuerdo lo dieron la administración pública y la
nueva dirección en el colegio.
¿No se les echa
cal a los caidos en batalla? ¿Por qué no pintar en blanco lo que queda de su
memoria?
No voy a juzgar
eso. Tal vez Alemania no ha tenido más remedio que actuar así, en contraste
total a todas las demás naciones europeas. ¿Dónde hacen una cosa similar?
Epílogo:
Cuando después
de cincuenta años nos reunimos nuevamente, exalumnos sobrevivientes, y
acompañados por el actual rector recorrimos nuestro viejo colegio, llegamos a
encontrarnos con aquella pared blanca; y el rector dijo:
–Rumores hay
que dicen que ahí detrás se encontraba antes un monumento nazi. –
Yo contesté que
no, y que la cosa era más complicada.
Le escribí una
larga carta –-- la que nunca tuvo respuesta.
friedrichmanfredpeter,
05.07.2012
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