Bajo los efectos de la presente crisis económica se oyen gritos
pidiendo el cambio del sistema productivo vigente y se enfoca el término del
capitalismo, catalogado como sistema perverso de explotación mezclando así el
discurso moral con el económico, con flecos de voces utópicas: ¡Qué bonito
sería un mundo sin dinero!
Kapital ha sido usado por Karl Marx como término técnico,
fundamento de su análisis crítico de
procesos económicos. Marx en la continuación del ilustre Manuel
Kant escribe <Das Kapital> como crítica de la razón económica, con el
subtítulo Crítica de la Economía Política,
y aprendemos a través de esta crítica, cómo funcionan los procesos complicados
de la economía. En realidad son tres
libros en más de cien capítulos, tantas veces mencionados como pocas veces
leidos. Con el término Kapital, Marx
encontró la llave para abrir los secretos de la actividad económica de los
hombres durante la era moderna. Es esa modernidad capitalista que le fascina y
que le causa admiración, abiertamente declarada en el <Manifiesto Comunista>, y sobre todo en su obra Magna <Das Kapital> escrito entre
1865 y 1881 y publicado en partes
sucesivas por Friedrich Engels y Karl
Kautsky. Aparte de ser activo temporalmente en los conflictos políticos de su
tiempo, nos preguntamos:
¿Ha sido Marx anticapitalista? -- ¡Claro que no!
El capital es el motor de transformación, fundamento de todos los
cambios económicos, sociales y políticos de la era moderna, que liberó la
humanidad progresivamente de las cadenas de su pasado feudal; es la fuente de
revoluciones. Y las leyes que constituyen y transforman el capital en
permanencia aun son vigentes. En todas sus fases de evolución estas leyes han
marcado el proceso de la producción del valor real creado, única fuente de
riqueza y de poder social y hasta ahora, no ha habido un régimen de libertades
políticas y sociales sin presencia de la vía económica llamada capitalismo.
Ni las revoluciones soviética, china o cubana, han revocado esa
vigencia: al concentrar toda producción en manos del estado, monopolizaron y simplificaron el proceso de
reproducción del capital para obtener los resultados ideológicos deseados. Todo
capital tiene que renovarse, debe reproducirse creando valor en el proceso de la producción, orígen de la plusvalía, término clave de la teoría
marxista. Otra fuente no hay. Ellos llamaron régimen socialista, lo que no era
más que capitalismo en manos del estado imponiendo así su doctrina política a
la realidad. Eso es un procedimiento no marxista como el conocedor de la obra
de Marx facilmente observará. El estado monopolista se proclamaba socialista y
marxista y obligaba a sus ciudadanos a creerlo.
<Yo no soy marxista> dijo el viejo Marx
al ver el uso de su obra en mano de sus seguidores. El descalabro de estas
revoluciones puede contemplarse en la actualidad y es de dificil y larga superación porque aun
gozan de simpatía y tolerancia entre los que nunca lo vivían.
Es un hecho histórico de principal importancia que las tesis de Marx
cayeron en manos de seguidores que politizaron y redujeron a simplezas
ideológicas lo que la investigación había creado. Está claro que el mensaje
anticapitalista actual, producto de la crisis económica, no puede reclamar a
Marx como autoridad. Su memoria y probable mentoría son más complejas; así lo
demuestran voces y textos actuales que reclaman: ¡Hay que dar a Marx una
segunda oportunidad!
Yo creo que no se trata de segunda, aun es la primera, la única y ¿en
qué consiste?
Observemos, cómo <Finanzkapital>, el capital en su
fase financiera, está operando sobre un escenario que es el mundo entero y se
ha hecho dueño de las principales decisiones. Así lo había previsto Marx.
Parece que se ha desplazado la producción de valores reales desde su orígen
real que era a través de la actividad industrial -- el capital constante y el
variable – hacia el campo de la
especulación. Se habla de inversiones donde en la realidad nada se produce,
sólo se espera el <Profit>, el
beneficio rápido. Marx diferencia el valor de uso del valor de cambio e
introduce el trabajo como fuente objetiva
de valores creados porque el trabajo socialmente necesario para crear un
objeto define su valor. Esa definición ha sido denunciada por ser materialista
por sospechoso de excluir factores ideales, morales y estéticos. No es cierto,
porque los ambientes sociales son cambiantes y definen lo que es necesario para
que la producción se transforme y adquiera valor y la respectiva plusvalía. Es
un proceso abierto a la creatividad, imaginación y sometido a gustos variados
porque precisa valor de uso y en consecuencia de cambio.
Es obvio que la pura especulación al mover el capital financiero
através la geografía, de un lugar a otro, de una hora a la próxima o de un
minuto al siguiente, solamente administra valor y realmente no lo crea, siempre
se apropia de un valor ya existente, introduce efectos secundarios como las
modas cambiantes, etc. En el fondo, rico solo es aquel quien posee capital que
socialmente puede reproducirse. Una obra de arte, metales preciosos, un
monumento histórico representa riqueza, pero no se reproducen. Su valor es
extremamente inestable. Eso explica, cómo pueden desaparecer fortunas inmensas
sin dejar más huellas que las lágrimas del quien las perdió. La fantasía es
capaz de multiplicar precios o reducirlos a cero porque no crea valor real y
estable.
Teniendo Marx en el equipaje, los movimientos de bolsa, las transacciones financieras se
transparentan obligando a mayor prudencia.
Y para la UE, ejercer control sobre los mercados es urgente necesidad,
porque el despilfarro como iniciativa y sistema para crear riqueza no tiene
base real, crea burbujas que revientan, son avisos que algo va mal; quien toma
decisiones financieras debe ser prudente y poner pie firme en tierra. Existe una tremenda
confusión sobre la línea a seguir para salir de la crisis. Los hay, quien como
el bombero malo echa más candela al fuego y huye del agua.
En este sentido, anticapitalismo es fruto de un malentendido porque
Capital es un término técnico neutral. No hay un mal capitalismo y otra buena
economía como alternativa. Hay buenas o malas personas, actitudes responsables
o egoistas, virtudes y vicios, existe el saber hacer y el notorio tonto en el
sitio inadecuado. Y veo cómo actualmente la realidad misma exije corregir fantasías colectivas
desbordantes. La política debe ejercer control sobre el mercado de especulación
de valores para limitar los riesgos de reventón de la economía. Dicen los
analistas que nos encontramos a un solo paso ante este peligro y la caida puede
ser inminente.
Pero sin capital no hay economía moderna imaginable. No podemos volver
a la época del trueque y debemos huir a sistemas que proponen conservar
derechos heredados y pivilegios o que proclaman ideologías cerradas sobre una
sola verdad o voluntad a seguir.
Y no será el capital que se hunde cuando se hunde la economía, serán
los llamados capitalistas y entre ellos nos encontramos todos involucrados en
menor o mayor grado. Nadie es inocente, aunque se proclame anticapitalista,
insumiso o indignado y algun dinero tiene a mano aunque predique lo bonito que
sería el mundo sin eso.
friedrichmanfredpeter
3 de abril de 2012
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