Hoy hace setenta años iniciado por el Führer se reunieron altos mandos
de la SS en esta villa que lleva por
nombre el del lago adjunto. Estuvieron presentes Reinhard Heydrich y Adolf
Eichmann entre otros destacados miembros del régimen nazi, todos ellos
ejecutores del plan „Endlösung der Judenfrage“ (solución final de la cuestión
judía). Ese término, propio de un lenguaje administrativo, sirvió a disfrazar
el crimen mayor del siglo XX, el exterminio físico de los judíos europeos que
aun quedaban en el territorio ocupado.
Hasta entonces múltiples métodos habían sido probados para aislar y expulsar a los judíos de la vida social fomentando la expropiacón, la emigración forzada o la concentración en guetos urbanos. En el este de Europa, comandos especiales habían comenzado a asesinar fusilando a sus víctimas. Todo ello a la jefatura le parecía insuficiente. Había que crear un instrumento capaz de eliminar poblaciones enteras sin dejar rastros y eso en la mayor clandestinidad posible. La ideología racista, el credo fundamental del régimen, tenía que materializarse en su consecuencia más extrema, usando los medios técnicos disponibles para asesinar, y eso como si fuera una medida administrativa: „Endlösung“ ( solución final). Los que en la reunión presentes, todos eran expertos; había médicos, abogados, hasta un ex-pastor evangélico. Ellos idearon lo que luego dejaron a la chusma vulgar para la ejecución. Está muy bien documentado lo que sucedió, y la investigación de todos los detalles es inmensa. Ningún crimen del siglo está tan bien documentado. Debido a eso, todos sabemos, qué es un „Vernichtungslager“ (campo de exterminio), y por ello el lugar de Auschwitz ocupará la memoria colectiva para siempre.
Hasta entonces múltiples métodos habían sido probados para aislar y expulsar a los judíos de la vida social fomentando la expropiacón, la emigración forzada o la concentración en guetos urbanos. En el este de Europa, comandos especiales habían comenzado a asesinar fusilando a sus víctimas. Todo ello a la jefatura le parecía insuficiente. Había que crear un instrumento capaz de eliminar poblaciones enteras sin dejar rastros y eso en la mayor clandestinidad posible. La ideología racista, el credo fundamental del régimen, tenía que materializarse en su consecuencia más extrema, usando los medios técnicos disponibles para asesinar, y eso como si fuera una medida administrativa: „Endlösung“ ( solución final). Los que en la reunión presentes, todos eran expertos; había médicos, abogados, hasta un ex-pastor evangélico. Ellos idearon lo que luego dejaron a la chusma vulgar para la ejecución. Está muy bien documentado lo que sucedió, y la investigación de todos los detalles es inmensa. Ningún crimen del siglo está tan bien documentado. Debido a eso, todos sabemos, qué es un „Vernichtungslager“ (campo de exterminio), y por ello el lugar de Auschwitz ocupará la memoria colectiva para siempre.
Y hasta hoy nos preguntamos: ¿No existía la opinión contraria, no había
una voz que dijera No a todo eso? Mucho se ha discutido sobre este silencio de
alemanes y de más europeos, que si sabían o no sabían y por qué callaron y no
se opusieron. Y por qué no se dio credibilidad a noticias y rumores que
traspasaron el muro de la clandestinidad oficialmente impuesta. Cada
investigador o escritor tiene su propia tesis: culpando la colaboración activa
y la pasiva, de callar por obediencia o corrupción, por simpatizar con el
régimen o por el físico miedo a la represión.
Pero existían voces
como la siguiente:
De una novela
escrita entre enero y julio de 1939 y
publicada en el mismo año, saco los
siguientes pasajes:
- dos matorrales crecían a ambos lados de un viejo granero que, abierto de par en par, se levantaba junto al claro. La luz que lo iluminaba no era cegadora; pero si ardiente y sin sombra, de manera que las líneas del edificio se destacaban con gran precisión.---
- Sobre la oscura puerta, en el remate angular de la misma, se había clavado un cráneo, que mostraba los dientes a la luz. --- Como la cadenilla de una alhaja, el estrecho friso de la puerta, formada de pardas arañas, enmarcaba el cráneo. En seguida, nos percatamos de que aquel friso de la puerta estaba hecho a base de manos humanas fijadas en la pared. Lo vimos con tal claridad que incluso distinguimos el pequeño clavo incrustado en cada una de las palmas. También en los árboles que bordeaban el claro blanqueban muchas cabezas de muertos--- Todo estaba en silencio, excepto la loca danza sonora del cuclillo, que paseaba su cántico por aquel lugar donde blanqueaban las cabezas de muertos: <<Sí, esto es Köppels – Bleek>>---
- Luego oimos como el viento, cual si quisiera acompañarle, se agitaba entre el oquedal, haciendo que los blanquecinos cráneos suspendidos de los árboles chocaran entre sí.--- Aquel ruido de huesos y de maderas hacía pensar en una representación de marionetas celebrada en el reino de la Muerte.---
- Ya conocíamos pues, la maléfica cocina, de donde procedían las nieblas.--- Estos son los sótanos sobre los cuales se levantan los orgullosos castillos de la tiranía y sobre los cuales se ve elevarse el incienso de sus fiestas: pestilentes y siniestras cavernas en las que, desde toda la eternidad, la gentuza repudiada por todo el mundo se deleita lúgubremente en mancillar la libertad y la dignidad humanas. Entonces se callan las musas y la verdad comienza a vacilar, como una antorcha en medio de una mala ventolera. --- Vemos ceder a los débiles, e incluso la casta de los guerreros se ve sobrecogida de dudas cuando la chusma sale de las profundidades y se lanza al asalto de los bastiones.---
- ---la danza de los muertos de Köppels – Bleek nos había aterrorizado.----Estremecidos e inmóviles, en lo profundo del bosque, estuvimos escuchando la llamada del cuclillo. La vergüenza se apoderó de nosotros ---
¿Por qué es notable
este texto?
- El libro ha sido escrito tres años antes de los acontecimientos. El autor observó con atención lo que pasaba en Alemania gobernada por los nazi desde 1933 y según su propia voz se debe leer el libro como parábola de aquella revolución de la barbarie contra la cultura humana.
- El libro es una premonición de lo que ha de suceder en una sociedad gravemente enferma por haber perdida los valores de cultura humana.
- El libro también es una confesión. Durante los años de la preparación de la revolución nazi, Jünger ocupaba un puesto en la extrema derecha del escenario político de la República. El autor Jünger era portador de la más alta condecoración militar de la Primera Guerra Mundial <Pour Le Mérite>. Hitler, quien sólo había sido cabo, lo admiraba sin comprender al escritor Jünger.
- El libro fue investigado por la Gestapo y Jünger se salvó del campo de concentración solamente por ser oficial del ejército y por la benevolencia expresa del Führer.[2]
- El libro fue publicado en Alemania a pesar del gobierno nazi y alcanzó un público intelectual sin consecuencias directas en los sucesos. Pero es un manifiesto de otra Alemania contra la otra representada en el término de la reunión Wannsee.
- El libro debería ser leido y comentado en clase de literatura porque – según Jünger – „otros muchos podrán colocarse este zapato“.
Y para puntualizar
esta intervención literaria en la vida real de la política, Jünger ha creado la
figura del <Oberförster>, del Gran Guardabosque, quien es el retrato de
Adolf Hitler:
„El
Gran Guardabosque parecía, pues, un médico criminal que primero provoca el mal,
para luego asestar al enfermo una serie de heridas pensadas de antemano.----
( Los que le asisten) son viejos conocedores
del poder y ven acercarse la hora de volver a implantar la tiranía, que desde
los comienzos vive en sus corazones.----- a partir de aquel momento, bajo la
máscara del orden, reinó el pánico.“
friedrichmanfredpeter
Setenta años después
de Enero 20 de 1942
[1] Traducción del alemán: Tristán la Rosa, Ediciones Destino, Barcelona,
1962, cap. 15.
[2] Die Wehrmacht, el ejército alemán, mantuvo cierta independencia del
régimen hasta la fecha del atentado
contra Hitler cometido por oficiales. Jünger según su propia confesión se
consideró partícipe de esta oposición.
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