(tour d´horizon)
¿Qué significa eso? me pregunto, y la pregunta no sobra, cuando voces
de indignación retumban en los pasillos parlamentarios reclamando que la
democracia sea de auténtica izquierda.
Mientras tanto, un destacado
izquierdista francés detenido en NY por intento de violación de una camarera ha
pagado cinco millones de dólares como fianza para descansar en un apartamento
de lujo. Me dicen los amigos franceses que ser de izquierda no es una cuestión
de condición y carácter personales, sino de principios y valores políticos y
sociales.
–Bravo, digo yo, c´est très bien. ¡Pues dejemos La Gauche con sus admirables principios y sus excéntricos personajes! Ya conocíamos la coexistencia entre la tricolor liberté, égalité y fraternité con el bonapartismo y preguntamos:
–Bravo, digo yo, c´est très bien. ¡Pues dejemos La Gauche con sus admirables principios y sus excéntricos personajes! Ya conocíamos la coexistencia entre la tricolor liberté, égalité y fraternité con el bonapartismo y preguntamos:
¿Qué nos cuentan los amigos de la izquierda alemana? Acostumbrados a
oir su No a todo lo que la mayoría parlamentaria decide, no nos sorprende su
proclama afirmativa al proyecto de experimentar la “vía comunista” otra vez: opción
no devaluable por ningún evento histórico y solución para la permanente crisis
del capitalismo. Un muro cayó, pero eso no perturba a los directivos de Die
Linke, quienes desde la altura de su reflexión crítica y naturalmente como
alemanes lo saben mejor. Por eso, un poco aburridos, nos dirigimos al sur:
Y escuchando al amigo izquierdista español, nos enteramos que ser de
izquierda es ser progresista. Pues el que progresa, deja atrás los errores
históricos, no para cometer nuevos en cambio, sino para desterrar para siempre
el error. Claro que habrá fallos en ese camino de la perfección, pero eso es
debido a la labor subversiva de La Derecha. Combatir La Derecha en todos los áreas: sociales, políticos
y culturales, significa crear el futuro del país. la lucha está clara y el
enemigo definido, y con el puño en alto: – ¡cantemos la Internacional!
Yo, hace muchos años, creí saber lo que es ser de izquierda, era cuando
leí con estudiantes extractos de Das Kapital de Marx. Entonces pensé que la
reflexión sin prejuicio ni tabú rompería por si sola la ignorancia y las
pretensiones de la costumbre y del poder establecidos. Me equivoqué.
Pero desde entonces estoy en busca de una izquierda que no confunde esperanza
e ilusión, promesa con demagogia y la igualdad con la nivelación que desprecia
excelencia para elogiar placer y gusto populares. Que no cambia la justicia con
la ley de ¡haz lo que te plazca! Que no contrata a los funcionarios por el
clientelismo sino por el bien de los ciudadanos.
Esa izquierda debe exigir esfuerzo a todos en vez de regar derechos a
todos, porque así es más fácil ganar votos. Una izquierda que socorre a los pobres,
pero que diga a qué costo y cómo hacerlo y quién lo pagará. Una izquierda
respetuosa con el pasado y prudente en todo lo que marca la conciencia de la
gente. Pues, toda nación es una continuidad histórica y no un invento del
presente. Una izquierda que acepta que entre todos formamos democracia y que
nadie tiene el privilegio de excluir lo que no le place. Vivir democracia es un
plebiscito de todos los días, dice Ernest Renan.
Todo eso, a muchos ya suena a voz con timbre de derecha. Y por eso
nunca será realidad; y yo, mientras
tanto, esperaré en vano.
manfredpeter
10 de julio de 2011
No hay comentarios:
Publicar un comentario