lunes, 4 de octubre de 2010

¿Heinrich Heine – profeta?

En el capítulo final de su libro “Sobre la Religión y la Filosofía en Alemania”, de 1833, escrito para “Revue des deux Mondes” en Paris se encuentra el siguiente texto:
“El cristianismo – y es su más bello mérito – ha suavizado esta pasión guerrera  germánica; pero no ha logrado destruirla y vendrá el día cuando los viejos dioses de piedra se levantarán. Y cuando escucháis el estruendo, niños vecinos, ¡ a cuidarse franceses, no os metáis en nuestros asuntos caseros alemanes! Os podría salir mal. Es un fuego que os quemará las manos. Todos estos fichteanos, kanteanos y entusiastas de la naturaleza son el pensar que anticipa la acción, como el relámpago precede el trueno; y el trueno alemán, algo torpe y lento, ha de llegar y sonará como jamás ha sonado ningún trueno antes; y enseguida sabréis que habrá cumplido su fin.  Entonces águilas caerán muertos desde el cielo y leones de África con los rabos encogidos se esconderán en sus cuevas reales porque aquella pieza va superar  la Revolución Francesa que parecerá un idilio.  Por ahora todo parece calmado, sólo pequeños perros ladrando avisan que los gladiadores llegarán para luchar a vida y muerte.”

Hay que leer este texto varias veces. La prosa de Heine siempre es metafórica, poética, el original francés como la versión alemana. (No sé si  traducido por mi lo conserva.)
¿Y qué nos dice a nosotros hoy? Sabemos que es un texto escrito en el exilio, un exilio libremente escogido por uno de los escritores más destacados alemanes del siglo XIX. ¿Es esto un anuncio de lo que pasará cien años después? El autor se declara partícipe: son “nuestros asuntos caseros alemanes” que producirán esa tormenta que sacudirá el mundo, más que la Revolución Francesa que parecerá “un idilio”. Nombra los autores intelectuales, que como relámpagos anticipan este trueno: Todos ellos, los Fichte, Kant y otros más filósofos de la “naturaleza”, encabezados por Hegel, presente aunque no nombrado en este párafo, son los que han de sacudir el mundo. Y este “¡Cuídense uds todos de Alemania que liberada será más temible que toda esta Alianza con sus croatas y cosacos!” que precisa aun más lo que ha de suceder en un futuro cercano. Los grandes conflictos del siglo XX parecen haber cumplido lo que Heine profetizaba.
¿Pero, de dónde ha salido esta vocación de vaticinio? ¿Ha tenido el judío Heinrich Heine vocación de profeta bíblico? Sabemos que el mismo año que fue redactado este texto, Heine mantuvo encuentros amistosos con el también exiliado Carlos Marx. Heine y Marx habían encontrado temporalmente refugio en la filosofía idealista alemana como estudiantes. Marx había encontrado la inspiración definitiva para su filosofía política al “colocar el pensar de Hegel de la cabeza  sobre sus reales pies” o transformando idealismo en materialismo dialéctico.  Heine seguirá este mismo camino, pero sin llegar a la conclusión de Marx que pronosticaba la revolución proletaria como fin de la historia. Heine se quedó en medio camino. Conocemos su simpatía por el San Simonismo que predicaba una revolución del placer y no de la privación, y sabemos que la predicha revolución proletaria de Marx le infundía horror. Sería el gobierno de la vulgaridad sobre la estética de la belleza que defendía el poeta Heine contra el teórico Marx, quien poco después de estos encuentros tuvo que irse de Paris para evitar la extradición hacia Prusia.
Heine, al contrario de lo que se opina, nunca fue perseguido personalmente, aunque su obra tuvo que pasar por numerosos filtros de censura en los estados de la federación alemana. Además, la etiqueta de poeta romántico le sirvió a establecer buenas relaciones con el mismo canciller autócrata Metternich de Austria.
Sin embargo, mantiene esta voz pesimista que preveía desastres que sí han llegado y con consecuencias que aun no hemos superado, ni intelectualmente, ni moralmente – no sólo los alemanes. La lucha a vida y muerte ha tenido lugar, en varios continentes y hasta en el aire, y todos se han quemado las manos y más que eso. La verdadera dimensión de este nuevo siglo desalmado, nadie la preveía, pero está presente como un suspiro entre las palabras del texto. Yo lo siento así. Y la responsabilidad que en ello ha tenido el relámpago filosófico alemán pudo haber sido uno de los focos iniciales. Sólo uno entre otros  de mucho más peso y calibre. Pero no debemos confundir la voz de poeta con la de un analista político – social. Estos, historiadores y teóricos de todo color, se equivocaron todos al pronosticar un futuro de llano progreso optimista. Heine no. Ojalá pudiéramos compartir nosotros esta sensibilidad  para anticipar lo que ha de venir.

Manfred Peter

octubre de 2010

No hay comentarios:

Publicar un comentario