martes, 8 de diciembre de 2009

Viaje en compañía de Johann Wolfgang Goethe a su Provincia Pedagógica

( Wilhelm Meisters Wanderjahre, Zweites Kapitel, 1. Buch )
“Die Wallfahrenden hatten nach Vorschrift den Weg genommen und fanden glücklich die Grenze der Provinz, in der sie so manches Merkwürdige erfahren sollten –“
“Los peregrinos habían tomado la ruta indicada y  felizmente encontraban la frontera de la Provincia donde  llegarían a conocer  cosas  extrañas–“

Los peregrinos en este sueño éramos  J.W.Goethe y yo y en lugar de usar la diligencia tirada por dos o más caballos, propia de viajeros del siglo XVIII, habíamos  cogido un taxi que nos dejó donde comenzaba la Provincia Pedagógica. Eso decía el taxista porque no vimos ninguna frontera o alguna indicación.
–¿Qué raro, decía yo,–aquí no hay ningún nombre de santo o político para decorar la entrada de tan ilustre lugar?
–No, nada de eso, me contestó el Maestro a mi lado, – esta Provincia no necesita marcar su frontera. Aquí se sale y se entra libremente.  
Con eso bajábamos del taxi para pisar  tierra desconocida.
–¿Entonces, cómo garantizan aquí el orden, la disciplina, además de la seguridad de la población de pequeños que habita este lugar?
El Maestro sonrió y contestó:
–¿Ves aquellos jóvenes allí trabajando con sus instrumentos para limpiar los patios? Ahora vendrán a saludarnos y nos preguntarán, adónde vamos y qué queremos.
Y efectivamente, así pasó, un grupo de jóvenes se acercó y después de saludarnos respetuosamente nos indicaron dónde teníamos que ir para encontrar quien nos enseñara más de esta Provincia.
–¿Cómo consiguen los maestros que estos jóvenes se comporten así, que parece que es supérflua la vigilancia? Yo no veo a ningún maestro.
Goethe levantó ambas manos, un gesto típico de él, y dijo:
–Es muy sencillo, se sienten responsables de esta pequeña nación que es su Provincia.
–¿Entonces, no hay orden y control aquí?
–Naturalmente, pero tratan de hacerlo invisible para que el control principal lo ejerzan ellos mismos. Es su responsabilidad para que actúen con respeto y no con obediencia.
Yo me quedé un poco incrédulo ante lo que el Maestro me explicaba.
–¿Qué niños son estos? Me dije yo para mí:
–Veo que están vestidos de muy distinta manera. Yo esperaba encontrar aquí un público uniformado o vestido de igual manera.
–No, aquí se respeta el carácter individual de cada alumno, siempre que no se pase  de lo sencillo a excéntrico. Además, lo sencillo es cómodo y es lo natural.
–¿Pero de dónde provienen estos alumnos? contesté yo.
–Dejemos que esto nos lo explique la directora que pronto la vamos a encontrar. Pero escuche estas voces.
Efectivamente se escuchaba el cante de un coro; las voces de niños y niñas parecían quebrarse entre las columnas del patio que en este momento cruzábamos.
–La música es algo fundamental aquí. Pensamos que de ella depende todo lo demás: las matemáticas, los idiomas.
Ahora el maestro abrió una puerta y entrábamos en un ambiente de silencio acogedor, pero el salón estaba repleto de pequeña gente --leyendo. Pues todos tenían un libro en la mano.
–¿Están leyendo sus obras Maestro? pregunté.
–A eso no han llegado todavía y tampoco quisiera asustarlos antes del tiempo. Nos basta con que empiecen a querer las letras, familiarizarse con la palabra escrita y traducirla a su imaginación y fantasía.
Goethe parecía todo satisfecho y le brillaban los ojos; igual cuando al continuar nuestro camino observábamos que todos los árboles y arbustos llevaban pequeñas etiquetas con inscripciones: el nombre botánico de la planta y sus propiedades.
–¿Quién ha hecho eso? pregunté.
–Los mismos estudiantes, guiados por el profesor de biología. Ni yo ni Humboldt lo podíamos haber hecho mejor.
Se notaba que Goethe estaba en su ambiente, tal vez recordaba su propia labor en su jardín botánico en Weimar.
–Queremos que los alumnos aprendan a respetar la naturaleza y a cuidar todo lo que les rodea.
En este momento cruzó un grupo de iguanas nuestro camino, y no parecían tener miedo ante nuestra presencia y el Maestro con irónica sonrisa comentó:
–Lo que mi sucesor Darwin descubrió en las Islas Galápagos, aquí lo tenemos presente: La ausencia de violencia crea seres pacíficos como estas iguanas mansas de la Provincia Pedagógica.
–¿También un modelo para humanos?
–¡Tal vez, sí!
Por fin encontramos a la directora después de recorrer pasillos y corredores. Unos alumnos nos dijeron que la habían visto acá o allá, y que en su oficina se hallaba rara vez. Se nos presentaba una mujer enérgica y amable que nos explicaba lo que aquí sucedía: en el fondo una revolución pedagógica:
–El principio nuestro es hacer lo posible para que el estudiante mismo decida sobre el proceso de su aprendizaje. Sabemos que los niños mejor aprenden cuando se entusiasman y ellos desean saber, conocer más. Hay que despertar la curiosidad que llevamos todos dentro. Hay que evitar que unos se aburren y otros no entienden. Crear mayor autonomía es un proceso difícil para maestros y alumnos. Tienen que coordinar y experimentar métodos, coordinar estudios con otros, aprender a presentar su labor en público, tomar decisiones y abandonar la pasividad. ¿Se dan cuenta que todo eso es esencial para la vida posterior? Se nos critica por la falta de amplitud de conocimientos así obtenidos. Pero más vale profundizar que estudiar superficialmente.
–¿Pero, cómo logran uds eso? me atreví a interrumpir esa síntesis de un proyecto pedagógico.
–Claro, trabajar así crea más trabajo de preparación y de coordinación en el profesorado. El profesor debe saber delegar funciones al estudio en grupos. Entonces  puede observar más detenidamente, cómo trabaja cada estudiante y puede intervenir a corregir deficiencias. Además, hasta en el nivel de secundaria las asignaturas no deben ser separadas unas de otras. Debe haber una coordinación e intercambio de resultados permanentes.
–¿Van a ser investigadores los que habitan la Provincia Pedagógica? dije yo, porque me molestaba un poco  el entusiasmo  por un proyecto que me parecía algo irreal.
–En la medida de nuestras posibilidades, sí lo van a ser. Grandes pensamientos todos han sido ya pensados, descubrimientos de fama ya se han hecho. Pero a nosotros nos toca repensar ideas y redescubrir lo descubierto como si fuera nuevo; compartir dudas y angustias compañeros de la investigación y vivir el pensar como una aventura que explora lo desconocido. Sólo así  se harán nuestros y perduren en nuestras mentes. Y esto es crear placer y alegría contrarios al aburrimiento lamentable. Ideal sería que dos profesores de distintas asignaturas colaboren en un programa común.
Yo veía que J.W.Goethe se sonreía. Eso era lo suyo. Aquí en la Provincia Pedagógica acaba de renacer la revolución mental que inspiraba el espíritu de Weimar y de sus representantes clásicos desde Goethe a Alexander von Humboldt.
–¡ Un momento! intervine yo, ya que tanto entusiasmo me empezaba a fastidiar.
–¿De dónde proceden estos estudiantes, no serán privilegiados debido a los privilegios socioeconómicos de sus padres?
–¡ No es así de sencillo! exclamó la directora. El cheque escolar ha cambiado la situación y comienza a cambiar la mentalidad. –¿No lo conocen uds?
Efectivamente no lo conocíamos. Sólo sabíamos que el sueño pedagógica de la ilustre pedagoga costaría caro. Y por eso nos lo explicó:
–Las familias ahora reciben una subvención de dinero público para la educación de sus hijos en forma del cheque escolar y las familias deciden donde matriculan a sus hijos, sea en un colegio público o privado. Los colegios cobran los cheques y obtienen así la fuente principal  para realizar su labor. Con esa medida ha desaparecido la familia insolvente y existe el libre acceso a  las instituciones educativas. Claro, el cheque no es igual para todos: familias ricas seguirán pagando los estudios de sus hijos de sus propios bolsillos.
–¿No serán competitivas estas instituciones entre si?
–Claro que sí, tenemos que crear nuestro propio perfil, hacer lo mejor que podamos para seguir siendo atractivos y habrá institutos que fracasarán por falta de demanda. Pero nosotros no tememos eso. Nuestro proyecto es del futuro y aquí quien tiene aptitud y voluntad triunfará y para eso nació la Provincia Pedagógica, crear un modelo  que responde al reto del mundo moderno.
–¡Y para eso miran uds al pasado?
–¿Qué otra cosa mejor pueden hacer? intervino J.W.Goethe:
–¿No se ha dicho que todo lo grande se ha pensado y descubierto ya, y que sólo hay que redescubrirlo?
zzzzzzz
Cuando despierto de mi siesta me hallo sentado en el sillón de costumbre con el libro  de Goethe  caido al suelo.  Al levantar el libro leo dos frases:
“Ehrfurcht vor dem, was ueber uns ist  --- Ehrfurcht vor dem, was unter uns ist.”
( Respeto hacia lo que está encima de nosotros  - respeto hacia lo que está debajo de nosotros)
¿Es la Provincia Pedagógica de J.W.Goethe actual todavía?

F.Manfred Peter
Dic.2009

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