Una foto publicada por la Casa Blanca muestra al presidente
Obama rodeado de tres consejereros sentado en la escalinata de la sede
diplomática americana en Paris. La foto hecha por Pete Souza, calificado como
el fotógrafo pintor oficial de la Corte americana ha dado la vuelta al mundo en
la red e invita a una reflexión:
La fotografía es más que una sencilla toma
casual del Presidente en un momento de descanso, es un montaje minuciosamente
compuesto con una fuerte carga simbólica. Obama tendido más que sentado sobre
los escalones ocupa el centro de la imagen. Dirije su atenta mirada hacia uno
de los asistentes, de los que sólo se ven los cuerpos sin las cabezas. Y Obama
escucha, la expresión de la cara señala concentración. A pesar de encontrarse
tendido y los otros de pie, ocupa el punto más elevado de la escalera y su
gesto indica que está listo para levantarse y salir andando. Viste el
traje clásico, unforme de políticos, pero sin
la corbata de rigor. Este atuendo sólo lo comparte uno de los asistentes, quien
habla en este momento; pero no lo sabemos porque su cabeza no se ve. Mueve una pierna, ¿señal de inquietud? Pero
sería inimaginable una voz que ordene: ¡ firme ahí! --Y hay dos acompañantes
más- mejor dicho - dos cuerpos. Quien ocupa la derecha es un ciudadano
cualquiera que se encuentra por millones en las calles vestido deportivamente y
en actitud de pasearse. Con una mano en el bolsillo, camisa de diseño elegante
fuera y remangada, pantalón y zapatillas de exqusitas marcas, millones de
jóvenes se reconocerían en él. Su postura es de un observador distendido y
autoconfiado que indica: ¡Aquí estoy yo! Además, es primera ley de escultura,
los cuerpos deben simular movimiento. Y él ha movida la pierna derecha. Pero
hay otra persona delante de la escalera en tierra llana. Una mano con el dedo índice levantado y un pie desnudo
se asoman que insinúan que se trata de
un hombre de color como el Presidente. Viste chaqueta americana, medio uniforme
político, pero pantalón vaquero y sandalias i – ye, las que son de moda. En la
mano lleva un refresco y un papel blanco que probablemente contiene la agenda
agitada del día . ¿Y sería él quien interrumpe la escena diciendo:
Presidente, recuerde que tiene que --- etc? Se trata de tres cuerpos muy
hábilmente escogidos: el serio anglosajón blanco con las manos plegadas en media oración, el juvenil
progresista antiautoritario y el hombre de color serio, sencillo y confiado en
su Presidente quien arreglará hasta lo imposible. ¿Pero cómo? Escuchando atentamente desde una
postura de sencillez aunque sea teatral
por el momento.
Existe una larga historia de la iconografía del
poder, desde el Cesar Augusto hasta nuestros días. Escaleras, trajes exquisitos, caballos han
jugado un papel importante. Obama en tiempos de Carlos V tendría que haberse
montado sobre un caballo con la pata delantera levantada y haberse cubierto la
cabeza con un casco medieval. Ya habíamos visto a J.F. Kennedy sentado en silla
mecedora, con los pies puestos encima de la mesa y estudiando un fajo de
papeles. Pero nos faltaba un presidente quien no sólo jugara con chuche perrito
familiar antes de subir al helicóptero e irse de vacaciones, sino quien se
dejara aconsejar tendido sobre los escalones de una escalera y en la tan
ceremoniosa Francia.
¿Qué aprendemos de todo ello? Que cualquier
lugar es bueno para gobernar el mundo cuando se sabe escuchar, medir y analizar
lo que te dice la gente, quienes no pueden negar afecto, simpatía y apoyo a un
personaje quien se achica tanto para escuchar para luego hacer, lo que hay que
hacer para ponernos contentos y felices. ¡Ojalá tuviéramos en Europa políticos
quienes gobernaran sus países desde las escaleras de sus palacetes! Pero,
cuidado, más de uno ya se ha caido de ahí y se ha roto el pescuezo como demostró
el presidente americano Ford quien solía caerse de la escalerilla del avión
presidencial cuando visitaba oficialmente a sus amigos en el extranjero. Tal vez Obama conoce este
triste destino presidencial y por eso se tiende primero antes que caerse. ¡Hace
bien!
Manfred Peter , Sept.2009
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