„Hyperion“ von Friedrich Hölderlin, (primera publicación 1797)
"So kam ich unter die Deutschen. Ich forderte nicht viel und war gefaßt, noch weniger zu finden.[...]
Barbaren von Alters her, durchÜFleiß und Wissenschaft und selbst durch Religion barbarischer geworden, tiefunfähig jedes göttlichen Gefühls, verdorben bis ins Mark [...], dumpf und harmonielos, wie die Scherben eines weggeworfenenGefäßes..
Es ist ein hartes Wort, und dennoch sag' ichs, weil es Wahrheit ist: ich kann kein Volk mir denken, das zerrißner wäre, wie die Deutschen. Handwerker siehst du, aber keine Menschen, Denker, aber keine Menschen, Priester, aber keine Menschen, Herrn und Knechte, Jungen und gesetzte Leute, aber keine Menschen.”
“Así caí entre los alemanes. No esperaba encontrar mucho y estuve dispuesto a contentarme con menos todavía. (---) Fueron bárbaros desde la Antigüedad, y ahora son aún más bárbaros debido a la industria y a las ciencias e incluso por la misma religión; incapaces son de compartir una percepción sublime porque están corrompidos hasta el tuétano, (---) aburridos y sin fantasía como fragmentos de un tiesto roto. (---) Yo sé que estas son palabras muy duras, pero tengo que decirlas porque describen la verdad. No me imagino otro pueblo que esté tan dividido como están los alemanes. Tú estás viendo artesanos, pero no son humanos; o filósofos que no son humanos, y los clérigos que tampoco son humanos. Hay jóvenes y viejos, señores y sus criados. En ningún lugar encuentro yo a los seres humanos.”
Muy apreciado Friedrich Hölderlin: caíste entre los alemanes y describes esa sensación de aislamiento social con palabras drásticas y duras. Te destinaron a ser clérigo como lo fue tu difunto padre. El deseo de la madre viuda fue de repitieses este oficio de pastor evangélico. No lo cumpliste. Te echaste a la insegura actividad de poeta-filósofo. Entre los jóvenes Schelling y Hegel te veo bailando la ‘Carmagnole’ de los jacobinos revolucionarios franceses. Fuiste un jacobino alemán, no cabías en el ambiente de mediocridad reinante. Un poema tuyo compara a los jacobinos con árboles robles. Tu fuiste un jacobino, pero ningún roble, sino un poeta sensible y un hombre débil. Fracasó tu amor con Susette Gontard, esposa del banquero de Frankfurt. La llamaste ‘Diotima’ en tu poesía Tuviste socorro de amigos hugonotes, te exilaste caminando a Francia, al Sur de río Loira. ¿Qué encontraste? – Una guerra civil entre realistas y fuerzas republicanas. Se mataban, se ahogaban unos a otros en el río Loira. De nada de eso se ocupó tu obra, nunca escribiste sobre esa experiencia.
Pero volviste a la patria que no habías querido. Tu patria era un sueño, resucitar la Grecia de Homero Y tal vez, esa mente tuya estuviera realmente se perturbada. La madre siguió con su pequeña dádiva al ‘hijo’ mal querido y encerrado como príncipe desterrado en la Torre Hölderlin (hoy así se llama) en la ciudad de Tubinga. A lo visitantes les hablaste en un lenguaje creado por ti. híbrido entre alemán y griego antiguo. Patria era esa lejana tierra que luchaba en este momento por su separación de Imperio Otomano. Muchos años fuiste olvidado, tu obra casi se perdió. Te descubrieron los románticos nacionalistas, gente de todo color se aprovecharon de tu mensaje. Pero tu motor jacobino no renació. Tu mirada aun es actual aunque no comparto la extrema condena de la mediocridad que denunciaste propia de ‘los alemanes’. No hay colectivos mediocres, ese cliché es aplicable a toda nación moderna. ‘Humanos’ deberían ser y no lo son, ni ayer, ni hoy, ni en el futuro. El ideal de ser humano encuentra oposición y dura resistencia en muchosambientes. (El nazismo alemán es un clásico ejemplo de esa perversión.)
friedrich y ana enero 2021
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