martes, 28 de julio de 2015

Viajando

El viajero J.W.Goethe, cuando en el año 1775 se encontró en Suiza acompañado por su mecenas, el joven archiduque de Sajonia- Weimar, echó una larga mirada hacia el sur, aquel sur  " wo die Zitronen blühen" y donde Winckelmann acabó de levantar la cortina de olvido que tapaba la era clásica - romana. Y en lo sucesivo, el peregrino pecador en busca de indulgencias fue reemplazado por el entusiasta viajero admirando la clásica belleza grecorromana.
"Aun no estoy maduro para ir allá", confesó el joven Goethe; tenía que aprender, leer, estudiar y resumir experiencias más durante años. Había que viajar preparado.
Cuando finalmente llegó la hora de partir, Goethe se escapó, sin pedir permiso, ni dejar nota alguna.
¿Sorpresa? - Pues de esa manera espectacular se fugó el  que había sido primer ministro de este miniestado para temporalmente hacer lo que le daba la gana.
Italia lo transformará, porque estaba dispuesto a ello:  "Das Land (der Sehnsucht) mit der Seele suchend" -


- Buscando la tierra soñada a través del alma -
Esta frase poética, maravillosa, me acompañó durante largo tiempo. Todo lo que no busca mi alma, me era y me es indiferente. La experiencia del viajero la construimos entre los dos, yo y aquella geografía, la tierra soñada. Confieso que lugares tan emblemáticos como Múnich o Barcelona o Madrid no me conmueven, me ahogan, soy muy pequeño; y España muy especialmente, me exige admiración, lo cual es un ejercicio alucinante, pero bobo;
me reduce a pasividad.
Sin embargo, nunca olvidaré la impresión que me dio la ruina del viejo monasterio de Arnsburg,  arbustos que brotan encima de un portal gótico, comido por las lluvias;   grajos que sobrevuelan la nave central de una iglesia abierta al cielo sin techo.
"Sic transit gloria mundi" así pasa a las maravillas de este mundo. Sentado en el suelo sobre piedras caídas escuché el cante de los monjes, perdido en el tiempo. Me parezco a aquel rabino quien recomendaba cerrar los ojos:
"para ver mejor".
¿Por qué cuento eso?
Porque llegó la hora del turismo masificado, la hora de los que todo lo saben y poco entienden. Además, no necesitan saber lo que  otros saben en su lugar; a ellos les basta pagar para disfrutar.
Se llama turismo cultural lo que ahoga los monumentos europeos y paraliza la vía a crear otras alternativas para el crecimiento económico.
Ricos visitantes invadiendo, creando la ficción de un consumismo sin límites universal.
¡Cerremos los ojos, para ver mejor!


friedrichmanfredpeter   julio de 2015

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