martes, 13 de abril de 1976

B.Brecht y Th.Mann

- entre Exilio y Emigración -

„¡No claves ningún gancho en la pared!
¡Tira tu chaqueta sobre una silla!
¿Para qué preocuparse por los días que vienen?
¡Mañana, seguro, volverás a casa!“

Estas líneas escribió el escritor alemán Bert Brecht en los Estados Unidos.
Huyendo del Fascismo Nazi había llegado allá, después de una verdadera Odisea por Dinamarca, Finlandia, Rusia, Las Filipinas y, finalmente, California. Allí vivió con „dos sillas prestadas“ en su „sala de espera“.
Su vuelta por el mundo había sido involuntaria. La naturaleza, los paisajes fantásticos que atravesó lo dejaron indiferente. A él, Bert Brecht, sólo le fascinó el maravilloso paisaje de las grúas, bodegas y barcos de los puertos. Es el paisaje del hombre que trabaja y lucha por sobrevivir, único paisaje que le interesó al humanista y que aceptó el escritor Brecht en su obra. Sin la trágica intervención del Nazismo, Brecht no habría dado un paso más allá de la geografía del idioma alemán.

-¡Tápate la cara con el gorro
Cuando pasa la gente!
¿Para qué hojear
Una rara gramática?
¡La noticia que te llama a tu casa
Está escrita en tu lengua!-

Bertold Brecht y el idioma inglés, esto es la tragicomedia de un desentendimiento. Después de largos años de permanecer entre norteamericanos aun estuvo incapaz de llevar a cabo una sencilla conversación.

-Por las noches coloco
De vez en cuanto unos
Señores sobre mis sillas.
Nos hablamos de -Gentlemen-.
Ellos ponen sus pies
Sobre mi mesa y dicen
-La situación mejora- y yo 2
No pregunto - ¿Cuándo?-

Extrañamiento y distancia son las manifestaciones hacia el medio ambiente americano del autor de - Madre Coraje- y de -Galileo Galilei-, sus principales obras en el exilio americano.

-Yo digo -Ellos son
Animales raros. Pero
No importa, ¡yo también lo soy!-

Bert Brecht es acusado de actividades antiamericanas. No ve la necesidad de defenderse y con cierta satisfacción registra esta agresión de un medio ambiente que siempre le era extraño e indiferente. Fue citado a responder las preguntas inquisitoriales de la comisión del senado americano. Bert Brecht sólo leyó unas breves frases de un papel que había traido. Las demás preguntas no las entendió o no quiso entenderlas. Una escena bastante cómica que recuerda a Galileo Galilei delante del Santo Oficio de la Inquisición.

- ¿Y estas largas hileras
De edificios de Manhattan?
De todo aquello permanecerá
El que pasa por ellos
El viento.-

No participó en reuniones, no firmó proclamaciones ni condenas.
-El escritor que ha sufrido los horrores del fascismo en su propia persona y en personas ajenas no dispone de armas para combatir estos horrores-.
Brecht no creyó en la posibilidad de islas llenas de humanismo en un mar de barbarie. El mal del fascismo era para él uno de tantos males. Por esto no podía enfocar la lucha contra el fascismo de una manera tan simple
-Allá los alemanes fascistas y acá nosotros que no somos así-, sino describió esta problemática a su manera:
-Los poderosos y los débiles, los gobernantes y los gobernados-.
El ser alemán y todo lo que esto implica: historia, arte, musicalidad y amor a las ciencias permaneció para él fuera de toda duda. No se le ocurrió nunca desear adquirir la nacionalidad americana y manifestó su total
incomprensión hacia aquellos escritores exilados como él, Thomas Mann por ejemplo, que así hicieron. 3

-Siempre encontré falso este nombre que nos dieron: ¡Emigrados!
Esto son gente que emigran voluntariamente, Eligiendo una nueva patria. No fuimos nosotros
Inmigrantes en este país para quedarnos, tal vez para siempre. Sino nos fugamos. Expulsados somos, desterrados.
¡Y ninguna patria y hogar debe ser este país
Que nos recibió!-

La poesía del exilado no esconde el sufrimiento por los horrores que sufrieron las ciudades alemanas por los intensos bombardeos de los aliados, aunque nunca olvidó que esto sucedía como consecuencia de la agresión hitlerista.

-Dijeron que está ardiendo Hamburgo.
Los bombarderos vuelan entre densas
Nubes de humo que llegan a la
Altura de cuatro mil metros.
Yo estoy con mi gente en Hamburgo.
Mi misión no consiste en comprobar
Que yo siempre he tenido razón,
Sino en investigar por qué todo esto sucedió.-

El contraste entre Bert Brecht y Thomas Mann no puede ser mayor. No
sólo por lo incomparable de sus obras literarias.
Brecht sobre Thomas Mann: -Dicen que ha escrito algunos cuentos
pasables.-
Thomas Mann sobre Brecht: -¡Un ogro con talento!-

Ambos reaccionaron de una manera totalmente distinta ante las circunstancias políticas de Alemania. El destino común del exilio no los acercó. Todavía en el año 1933 - año de la toma del poder de Adolf Hitler-
Thomas Mann, famoso escritor emblemático de la burguesía alemana, se negó a colaborar con una revista de izquierdas -En Defensa de la República- dirigida por su hijo Klaus y su hermano Heinrich.

-Mi obra tiene mucho que ver con Europa, con Alemania. ¿Qué me importa la República?-

Esta frase clave recuerda vivamente la posición manifiesta del autor de la Montaña Mágica en su ensayo - Reflexiones de un Observador Apolítico - escrito en 1916 en defensa del viejo régimen monárquico.
Hasta la misma víspera de la gran tragedia alemana Thomas Mann había mantenida su postura de diáfana neutralidad o indiferencia hacia los valores de la emocracia. Para la cultura alemana como Kulturnation no era necesaria la política. El ídolo Nietzsche ya había manifestado - El Estado alemán significa la muerte del espíritu de Alemania-. Sólo despues de los hechos irreversibles en el campo de la detestada
política se despierta la conciencia del apolítico ilustre burgués, ahora desilusionado por una Alemania que se hunde cada vez más bajo el mando de una - bárbara chusma-. Thomas Mann, arduo defensor del mito de
Friedrich Nietzsche de la supuesta Cultura superior de Alemania contra la mera civilización de los occidentales considerada como brillante y superficial, jamás profundizó su desprecio emocional contra el fascismo:

-¡Fuera, este Hitler, este sujeto miserable, este monstruo vacío, este estafador del poder, contrario a todo lo que significa el ser alemán.
Su único arte consiste en movilizar con despreciable mediocridad los sentimientos de las masas populares. Todo este llamado - movimiento- es indescriptiblemente bajo y miserable!-
¿Es realmente la falta de nivel intelectual el peor mal del fascismo Nazi?
Debemos dudar con justa razón si Thomas Mann comprendió las profundas causas históricas y materiales de esta catástrofe política que costó las vidas a más de cincuenta millones de seres humanos.
El idealismo como dimensión generalizadora esconde la lógica de la historia.
Thomas Mann no es el único escritor de fama y premio Nobel que manifiesta criterios insuficientes al tratar los grandes problemas públicos de nuestro tiempo.
Así podemos leer la siguiente frase en su diario que ha sido publicado recientemente:
- ¡Alemania, este país moralmente corrompido!
 ¿Cómo puede uno regresar? -
Palabras del burgués decepcionado: Esta retórica, la creencia en una conjuración diabólica, el enfado moral, el gesto profético. Todo esto es verdad, pero verdad a medias. No ayuda a comprender. No es análisis, es
un llanto general en busca de la expresión artística.

Qué contraste con la sencillez del verso de Bert Brecht:
-¡No claves ningún gancho en la pared!- Preparándose para una vida
después de Adolf Hitler, que no suceda - ¡Nunca Más!

Para Thomas Mann el exilio no sólo es un mal temporal. Rápidamente se integra en la vida americana. Vive una vida de intensa actividad social.
Económicamente le va muy bien y en su casa se encuentran importantes personajes de la emigración alemana: Einstein, Adorno y Schoenberg.
Mantiene amistad con Charlie Chaplin, con diplomáticos y banqueros y pronto se encuentran anglicismos en los textos escritos en Estados Unidos.
Su hijo Klaus se hace soldado americano y cometerá suicidio entre las ruinas de lo que fue la gloriosa ciudad de Colonia anteriormente.
El diario de Thomas Mann nos habla de los importantes sucesos en la vida del autor: -Finalicé el ciclo de la novela Joseph y sus Hermanos (El tema bíblico de José), tomamos champán- Ni una palabra sobre Stalingrado o Varsovia.
Sin embargo, empieza a redactar su máxima obra, el Doktor Faustus. Personaje principal de esta obra es la misma Alemania. Ningun tratado sobre Alemania puede eludir el personaje mítico del Fausto. Nace el
grandioso libro como juicio colectivo sobre esta Alemania, se encuentra con sus demonios y con la trágica perversión de sus valores más auténticos. Es la gran confesión del escritor, el simbólico relato de su
propia existencia.
Doktor Faustus, el enigmático personaje principal reune las figuras del Filósofo Nietzsche, del amigo Adorno y del genial músico Arnold Schoenberg para dibujar corrupción y destrucción del cuerpo social e histórico del país. Los sucesos colectivos son descritos como consecuencias de la sicopatología de los individuos. Con gran fuerza sugestiva el autor muestra la apocalipsis colectiva poblada por pervertidos ideales y demonios. Años después, Thomas Mann confesará que la redacción casi le había costado la
misma vida por la identificación tán profunda con esta obra pesimista que recuerda una ópera wagneriana. ¿No es rara esta coincidencia? La música wagneriana a través de la emisora Grossdeutscher Rundfunk acompañó la última batalla de la sangrienta apocalipsis en el centro de Berlin.
Al mismo tiempo Thomas Mann, agotado y gravemente enfermo, cierra el manuscrito en el soleado y pacífico estado de California - tan lejos y tan cerca de los eventos.

Durante este mismo tiempo, Bert Brecht escribe su drama Galileo Galilei, un drama histórico sobre el conflicto brutal entre la verdad y el poder. A Brecht no le fascina tanto la sicología del protagonista, sino los hechos. Son hechos que se repiten y se repitirán mientras las causas y circunstancias no cambien que condicionan estos hechos. Un destino trágico y oscuro no hay. La tierra se mueve y no el sol. Son intereses de los poderosos que tratan de impedir que esta verdad se sepa universalmente.
Y Bert Brecht manifiesta: - El teatro burgués siempre busca el simulacro de la armonía y de la idealización. Las circunstancias son presentadas sin alternativas. ¡Los caracteres individuales son definidos e nmodificables!-
Parece que estas palabras fueran dichas para caracterizar al personaje principal en el Doktor Faustus.

En la obra de Thomas Mann esta Alemania finalmente es condenada. Es la más abominable de todas las naciones. Ella misma se ha buscado su trágico destino. Es como en las óperas de Wagner, rige una ley inevitable, final de la tragedia.

Para Brecht no hay destinos ni caracteres inmutables. Toda generalización es falsa.

Thomas Mann: -¡Esta nación merece su castigo!-
Bert Brecht: -Se me paraliza el corazón pensando en Berlin, a cada doce horas un ataque nuevo.-



Thomas Mann exigía castigos para esta miserable y demolida Alemania y, al mismo tiempo, pronunciaba frases como esta:
-Dónde estoy Yo, ahí está la cultura alemana.- Lo que suena a soberbia no es más que la tesis de la Kulturnation que el autor defendió desde siempre y que significa que la verdadera cultura de Alemania - y en este sentido es única y excluyente - consiste en no necesitar órganos políticos ni estatales. Es más, no debería ni poseerlos. La verdadera Alemania no es visible. Es un mito vivo, creado por el idealismo romántico. Thomas Mann nunca más volvió a establecerse en Alemania. La muerte lo alcanzó en Zurich.

Bert Brecht no ve naciones sino estructuras sociales. Nunca tuvo un ideal que se llama Alemania. Por esta simple razón tampoco lo pudo perder por el odio. Bert Brecht regresará a los suyos. Sin embargo, la experiencia del exilio no lo abandonó más nunca como insinúa una frase de su obra Galileo Galilei:
-¡Hijo mío, cuando vuelvas a Alemania, guarda la verdad bajo tu chaqueta!-
Una chaqueta bien gruesa Y forrada necesitará él como director del Theater am Schiffbauerdamm en la ciudad dividida y ocupada de Berlin.

¿Bert Brecht o Thomas Mann, quién acertó?

¡EL LECTOR DECIDA!

Nota: El autor ha traducido los textos citados del alemán  El ensayo ha sido escrito y publicado en Barranquilla, Colombia  en los años 70 y revisado y corregido en Abril 2000. Prescindo de las notas bibliográficas.

friedrichmanfredpeter
escrito en Colombia entre 1975/77

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