“El ‘Pluralismo’ de estos ‘Modernos’ que buscan ‘identidad’ debería traducirse con el término ‘ETNO-PLURALISMO’: a cada ‘raza’ le corresponde su ‘espacio’. Cada individuo pertenece a un grupo: Hombres con hombres, mujeres a las mujeres, Alemania para los alemanes. ¡Fuera los Extranjeros!
El pensamiento de Izquierda, sin embargo, intenta liberar al individuo de sus vínculos tradicionales definidos por antepasados, sexo o por costumbre y poder. La Derecha desde un principio acusó a la izquierda de eliminar los privilegios del fuerte para favorecer al débil e intentar robarle al primero la excelencia que por su naturaleza le correspondiese. Por eso la Derecha Moderna rechaza la ‘moral’ que exhibe un conservatismo auténtico, (no nacionalista)”
Yo M.P. soy un conservador, un conservador de izquierdas: mi ‘jacobinismo’ está centrado en la ‘igualdad’ de todas las personas, de todas las razas humanas. Un estado moderno y una sociedad democrática no pueden estar enfocados en una etnia determinada. Tal solo se le puede ocurrir a mentes limitadas, provincianas y xenófobas porque individuos así identifican la estrechez de los vínculos étnicos que consideran los suyos, como de exclusividad propia y consideran que deben ser negados al otro. (Cualquiera que sea la fobia que les despierte esa “otredad”)
El ideal democrático es en cierta medida elitista, a nadie le está prohibido exhibir hábitos y costumbres con orgullo, si esto le da la reverenda gana. Sin embargo, exigir al forastero identificarse con las costumbres locales y más aún, exigir su total adopción es algo imposible. En su núcleo más primitivo ese es un planteamiento totalitario. Es el inicio de las dictaduras modernas.
La democracia no solamente reposa sobre la voluntad popular; la voluntad de todos bien puede ser antidemocrática cuando no respeta los derechos a la libertad y a la igualdad. Ser ‘blanco’ o ser de otro color no es ningún mérito especial; tampoco lo es el hecho de profesar determinada confesión religiosa o no practicar ninguna. Eso es ‘Libertad’.
Después del fracaso de la ‘Revolución de 1848’ los jacobinos alemanes liberales se convirtieron en defensores de la monarquía absolutista prusiana. Y de esa fuente sociopolítica se nutrieron las fuerzas antidemocráticas, una antítesis que resultó la contribución esencial para acabar con la República de Weimar y para implantar el régimen Nazi.
Actualmente estamos presenciando una crisis histórica similar a aquel proceso decimonónico.
Observemos el proceso de formación del gobierno regional de Turingia después de las últimas elecciones; los principios básicos son los mismos: la masa de electores ‘conservadores’ abandona su ubicación a favor de esa ‘Derecha’ moderna que se implanta en la mente de aquellos que hace dos generaciones fueron comunistas y simpatizantes con el nazismo.
¿Resucitó el monstruo qué durante tantos años dormía?
Afloran actos de violencia bárbara que se alimentan ahora de las municiones que un islamismo radical escupe. Yo no creo ni confío en ningún diálogo con alguno de los dos grupos extremistas. La democracia tiene que mostrarle los colmillos a sus enemigos de adentro y de afuera.
Quien se levanta contra ella debe saber que ha de contar con la enemistad firme y decidida de los que hemos aprendido algo de la historia.
friedrichmanfred y anavictoria marzo 2020
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