lunes, 7 de agosto de 2017

El escritor

“Las condiciones de trabajo de un escritor naturalmente son diferentes a las de un comerciante o de un ingeniero. Y es debido a la sociedad, que  cuando se refiere a un escritor, lo hace como si de un ser raro y excepcional se tratara. Hay personas que ven al escritor como una especie de canario o papagayo. No debe deformarse en el eco social subvencionado, ni tampoco decorar el propio ombligo con el dolor  del mundo. Ser observador es condición de su trabajo; pero también lo es compartir las penas ajenas.

Ejemplos hay: cuando la sociedad no entiende al escritor eso es fatal para él; pero el aislamiento  que por ello sufre es soportable. Mucho, mucho peor para él es no comprender a las personas sobre las que escribe y ese aislamiento – se puede justificar como quiera – es el verdadero desastre.“ Martin Walser




Yo no soy escritor, sólo escribo textos y eso a falta de clases para preparar y comunicar. Entonces, ¿es lo mío una diversión para matar el aburrimiento, castigo que corresponde a los viejos pensionistas?
Quiero que sea más que eso: ser un observador, no lamer las propias heridas; por el contrario, tratar de comprender vidas ajenas es más que necesario para mantenerse en forma y actualizado. Escribir para mí no es una profesión, tampoco fue nunca una vocación; es asegurarme de comprender lo que ví y he vivido, porque detrás de las imágenes grabadas por la experiencia se esconde lo que se escapó de la vista.

La realidad de los encuentros es su inmensa complejidad. Descubrir lo que hay detrás del espejo, cuando nos contemplamos sin vernos de verdad, es labor del que escribe aún sin ser escritor. Como aquel que buscando setas encuentra un tesoro.
El lector crítico dirá que ya todo se ha dicho y descubierto. ¿Qué puede descubrir un aficionado? y ¿para qué sirve repetir lo que otros han hecho mejor?, ¿nueva versión de lo mismo?

Lo último sería, ser canario o papagayo. Sí, lo admito,  hay fragmentos de pensamientos pasados, de modas caducas o al menos anacrónicas, amenazantes porque ponen lentillas invisibles que solo muestran lo que ya pasó e impiden comprender un problema actual tal y como es..
Además, comprender algo no es afirmar ni consentir; Goethe afirmó que no había sabido de ningún delito que no fuera capaz de cometer él mismo también: eso significa exactamente el comprender vidas ajenas.
El escritor al contrario del fotógrafo es llamado a contemplar la vida por dentro y, siendo viajero renuncia a la fotografía como medio para guardar impresiones. Su instrumento es el lápiz y un pedazo de papel. El escritor  Ernst Jünger, siendo soldado, tomó notas bajo el fuego de la artillería enemiga y eso no fue simplemente frialdad ante el peligro de la  muerte; se trataba de que el momento de escribir significaba tener aún la vida.
Las imágenes de color pueden engañar a la mente como olores aromáticos que  anticiparon lo que mejor no deberíamos haber comido. Escribir impone distanciar lo vivido y eso hace que la alegría sea menos resonada y el dolor menos hiriente.
Para el alemán que yo soy, escribir en español es un reto que me obliga a alejarme de mi mismo; es como mirar con otros ojos.
Escribir consuela y su un proceso pareciera limpiar la mente: Con cada texto escrito termina una vivencia  y normalmente no lo vuelvo a leer más, es similar a un acto de confesión sellado para siempre. Pero eso está reservado a los  grandes escritores que pudieron poner como título a su obra: Confesiones.
Lo mío es más sencillo, no pretendo cambiar ni remediar nada, y un solo lector para mis escritos ya es un éxito.
He dicho,

friedrichmanfredpeter  agosto 2017
   edición  anavictoria

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